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Brent Hinds y Brann Dailor de Mastodon con Bruce Springsteen

Quizás no sea tan impresionante como la foto de Manowar con Bertín Osborne pero es igualmente graciosa. Visto en Headbangers Blog.

De paso, dejo por aquí el vídeo de uno de los temas más conocidos de Mastodon:

Mastodon-Blood and thunder []

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Tras uno de los posts de la semana pasada me encuentro curioseando de forma superficial una vez más en la relación entre matemáticas y música. Si no se es especialmente exigente, la página de la Wikipedia sobre el tema es un buen comienzo para los que compartan esa curiosidad.

Claro que si aparte de curiosidad se tiene tiempo libre quizás se pueda considerar la lectura de esta tesis con un título tan apetecible como «Prediction and Entropy of Music» o, en la misma línea, del trabajo titulado «Speech/Music Discrimination using Entropy and Dynamism Features in a HMM Classification Framework«. Ambos textos se pueden descargar completos.

Seguro que ya hay alguien que ha pinchado en los enlaces. Degenerados.

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Empezaré aclarando que no soy un entusiasta de la música de Down. Su material me parece bueno pero, por ejemplo, soy incapaz de escuchar un disco suyo entero. Sin embargo, la oportunidad de ver a este grupo en directo resultaba tentadora, así que decidí ir al concierto.

Sin tener intención alguna de colocarme en primera fila, llegamos sobre la hora de apertura de puertas (19:30) para ponernos en la cola que se había formado a la entrada de Joy Eslava. A pesar de que la entrada se retrasó unos minutos el buen tiempo hizo la espera bastante agradable y nos dio la oportunidad de atisbar a un Pepper Keenan escabulléndose por una de las calles traseras para dar un paseo lejos del bullicio de la entrada.

A pesar de que se habían agotado las entradas de la sala cuando entramos no había demasiada gente. Eso sí, los palcos y las zonas con asiento ya estaban más que cubiertas, por supuesto. De todas maneras pudimos colocarnos justo delante de la mesa de mezclas, desde donde había una buena vista del escenario y donde pudimos charlar cómodamente con los conocidos que nos fuimos encontrando.

Poco antes de las 20:30 – 30 minutos sobre la hora prevista – comenzaría la proyección de un vídeo de 58 minutos compuesto por escenas de vídeo casero y vídeos musicales de Ted Nugent, AC/DC, Lynyrd Skynyrd, Black Flag, Thin Lizzy, Scorpions, Black Sabbath o Deep Purple. La idea no es mala si no puedes encontrar ningún telonero adecuado y a mí en particular no me desagradó ver el vídeo de «On March The Saints» [04m13s] en grande a un buen volumen.

El final del vídeo supondría la caída de la sábana donde se estaba proyectando para que el grupo comenzase su actuación de forma inmediata con «Hail The Leaf». No tengo ni idea de cómo sería en otros puntos de la sala, pero en nuestra posición el sonido rozaba la perfección. La batería tenía una presencia potente pero sin abrumar que permitía al bajo darle cuerpo al sonido. Las guitarras estaban bien equilibradas y la voz de Anselmo cortaba a través del conjunto sin estridencias. El resultado fue un muro de sonido que cayó con fuerza sobre los asistentes.

A pesar del calor de la sala, los músicos estaban muy cómodos en el escenario. Las tablas se notan y los que salieron a tocar no son ningunos novatos. A los cinco les sobra la experiencia para estar tocando sin aparentar esfuerzo alguno y dando un buen espectáculo. Rex iba especialmente sobrado y tuvo un papel discreto pero efectivo, aunque reconozco que la actuación de su compañero en Pantera al micrófono fue la que más me sorprendió por su calidad. Más sorprendido aún me quedaría cuando nos dimos cuenta que Phil estaba actuando estando indispuesto, sin que esto le hiciese retirarse más que durante un breve instante. Es más, cuando lo aclaró dijo que no pretendía excusarse: «No excuses. Tonight we win.»

Quizás fuese esta indisposición la que hizo que Anselmo estuviese menos «comunicativo» que en otras ocasiones. Aparentemente el hombre es bastante aficionado a montarse unos buenos discursos entre canción y canción pero esta vez se dirigió al público sin excederse en tiempo, mostrándose siempre muy amable y agradecido. De hecho, tras la canción inicial tuvieron que pasar «The Path» y «Lysergik Funeral Procession» hasta que Phil comenzó a hablar un poco con el público, aprovechando el momento para dedicar la siguiente canción, «Lifer», a Dimebag.

De su último disco la siguiente canción que tocaron fue «Three Suns And One Star» para posteriormente volver a pasar al primer álbum con «Pillars Of Eternity» y retomar su último trabajo con la genial «On March The Saints».

El grupo salió con muy buen ritmo desde el principio y los ánimos del público debieron motivarles para mantener el nivel de intensidad. Unos aficionados les «entregaron» (léase, lanzaron al escenario) una bandera con la frase «Down fills the gap», sacando una sonrisa a más de un músico y provocando un gesto de aprobación en Anselmo. De hecho, el público en general tuvo un comportamiento sobresaliente, salvo algún idiota que protestó con la proyección de los vídeos (1. estaba programado y anunciado, 2. eran vídeos geniales) y la típica persona que inevitablemente consigue cruzarse de la forma más molesta posible. A la hora del concierto la sala ya estaba rebosando de gente.

«Ghosts Along the Mississippi» continuó la actuación y fue seguida por «Learn From This Mistake», «Tempation Wings», «N.O.D» y «Beneath The Tides». La mayor parte de las canciones no necesitaban presentación para los asistentes, que cantaron con Anselmo las partes más reconocibles. Me hizo gracia que la siguiente canción, «Losing All», sí incorporase al principio la introducción por parte del cantante de la misma forma que está registrada en el disco. «Eyes Of The South» cerró el cuerpo del concierto y comenzó a sonar el «Doobinterlude».

Como era de esperar, el grupo retomó el escenario para terminar el concierto. «New Orleans Is A Dying Whore» precedió a una de mis favoritas, «Stone The Crow». Al final de «Bury Me In Smoke» los músicos fueron cediendo sus instrumentos para que otros tocasen por ellos mientras se despedían de la gente, lo que me pareció un detalle simpático.

De hecho, el concierto estuvo lleno de detalles y curiosidades como por ejemplo una guitarra de Keenan con las letras PJK – sus inciales – al estilo de SRV, las señales de Pepper y Kirk para coordinarse cuando tenían que entrar juntos en alguna canción, los gestos de Jimmy en las canciones menos vigorosas o la extensión de algún tema para darle tiempo a Phil a recuperarse.

Como puse al principio, no soy un entusiasta de la música de Down pero tengo que reconocer que el grupo es una bestia del directo. Canciones que no me llaman la atención en disco y que, recapitulando el evento, hubiese sustituido por otras (me hubiese encantado escuchar «Rehab», por ejemplo) en el concierto las presentaron con la energía e intensidad necesarias para que no estuviese cansado en ningún momento.

El concierto fue un ejemplo de actuación ejecutada a la perfección a lo largo de casi dos horas, a pesar de los fallos y deslices. Antes de retirarse Anselmo preguntó quién volverá a ver a Down en directo cuando vuelvan por estos lares y yo espero poder hacerlo. Ahora que no tarden demasiado.

Down - Stone the Crow []

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Quizás con esta herramienta se pudiese corregir «The Most Wanted Song» del post de ayer, para hacerla más interesante:

Direct Note Access individually manipulates groups of musical notes (chords), giving recording engineers the ability to completely and undetectably create pitch-perfect performances, even from groups of tone-deaf musicians playing together.

Para los curiosos, aquí [07m57s] hay un vídeo donde se explica qué es lo que se supone que hace el invento.

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Sacado de Design Observer:

The most hated holiday song in the world is 21 minutes, 59 seconds long. It features the accordion and bagpipe, an operatic soprano rapping and singing atonal music, and the exhortation of a grating children’s chorus: «Christmas time! Christmas time! / Jesus, Mary and the manger / Christmas time, family time / Do all your shopping at Wal-Mart!» Its creators calculate that it will be disliked by all but a few hundred of the world’s population.

Music this bad doesn’t happen by accident. As it turns out, the most hated song in the world is also the most designed song in the world.

Lo curioso es que este desagradable engendro resulta mucho más fascinante que su opuesto, «The Most Wanted Song», que también se puede escuchar en el artículo señalado. Ambas composiciones son obra de Vitaly Komar y Alex Melamid quienes, en colaboración con Dave Soldier, se dedicaron entre los años 1996 y 1997 a averiguar mediante encuestas y plasmar las características que deberían tener ambas piezas.

Los vagos que prefieran no leer el texto completo de la reseña indicada para extraer los enlaces adecuados y estén soportando esta alambicada e innecesaria retórica pueden disfrutar/sufrir las canciones aquí: