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Cartel impresionante para un festival que hace palidecer eventos pasados en la región y que pone el listón muy alto cara al futuro. Aunque ambos días estuvieron amenazados por la lluvia nosotros tuvimos la suerte de no sufrirla en ninguno de los conciertos que asistimos.

El primer día llegamos con tranquilidad sobre la hora que empezaba a tocar Millencollin. Hacía buen tiempo y la carpa del segundo escenario no estaba muy llena. Sin tener un interés especial por verlos me quedé en un sitio discreto y estuve escuchando hasta que llegó la hora de Serj Tankian.

El músico «libano – americano – armenio – neozelandes», como lo describe la guía del Electric Festival, fue la primera «decepción» del evento. La sensación de atender a su concierto es como ir a una galería de arte donde tú sólo ves pintarrajos y los demás están opinando sobre la fuerza y expresividad que transmiten las obras. Aúna habiendo escuchado su disco albergaba la esperanza de que hubiese algún destello de System Of A Down en su actuación pero no fue el caso. Para redondear la faena, no prescindió del previsible comentario político. Al hombre se le vio simpático y tuvo su gracia ver al guitarrista de Primus (y a un grupo de buenos músicos) pero la actuación no me dijo nada. Se salvó la versión de los Dead Kennedys.

El siguiente espectáculo me interesaba algo más. El primer concierto oficial de Cavalera Conspiracy ofrecía el atractivo de volver a ver a los dos hermanos ex-miembros de Sepultura tocar juntos estando de gira por primera vez en 10 años. Los cuatro temas que tocaron de su época en dicho grupo fueron lo más destacado de una actuación que perdió mucho por dos cuestiones puramente técnicas. En primer lugar, si estabas cerca del grupo para verlos actuar el sonido era demasiado sucio, mientras que a una cierta distancia se escuchaba mejor pero se veía menos (a pesar de las pantallas instaladas). Tener una buena acústica en un festival es casi imposible pero en este caso yo creo que era más la mezcla que la calidad del sonido. En segundo lugar, la máquina de humo se encargó de tapar la mayor parte del escenario, haciendo que a Igor no se le viese tras la batería durante un buen rato. Con la cantidad de humo de tabaco y sucedáneos que había resultaba doblemente innecesario.

En lo musical estuvieron bien pero tampoco resultaron impactantes. Los «acompañantes», Johny Chow y Marc Rizzo, hicieron una buena actuación aunque la atención estaba puesta indudablemente en los hermanos Cavalera. Igor es un gran batería y se mantiene en forma con las baquetas. Max nunca ha sido santo de mi devoción: su forma de cantar no me impresiona y durante su actuación no pude evitar pensar que le saca el mismo partido a su guitarra que Bono en el vídeo de «With Or Without You» [04m50s]. Para el anecdotario queda la participación del hijo de Max, Richie, en la canción «Incite».

Iggy Pop & The Stooges, la primera sorpresa grata del festival, fueron los siguientes en actuar. Con una troupe en la que hasta los tramoyistas parecían mayores que mi padre, a los veteranos rockeros les sobraba energía por los cuatro costados. Los Stooges ofrecieron un repertorio que sólo tuvo una canción de origen posterior a 1973, aunque me hubiese gustado que hubiesen incluido «The Passenger» [07m32s]. Iggy resultó divertidísimo, sin parar de moverse, haciendo todas las gamberradas que le apetecían y bajando al nivel del público en más de una ocasión, llegando a invitar a cuatro asistentes a subirse al escenario para acompañar al grupo.

El sonido fue, parafraseando a un amigo, «retro, cabrón, potente y fresco» y los músicos estuvieron perfectos. De todas formas, una actuación así ganaría más en sala aunque sólo fuese por ahorrarse a los que sólo iban a intoxicarse y hacer el idiota sin importarles la música.

Sin tener que cambiar de escenario, los siguientes en aparecer fueron la encarnación actual de The Offspring. Tenía ganas de verlos pero cometí la equivocación de acercarme al escenario, donde la concentración de gente era tal que el sudor de los asistentes se condensaba en una bruma que dificultaba la visión. Aunque no tardé demasiado en corregir mi error, el concierto tuvo dos parones en los que todos los micrófonos, menos los de la batería, se quedaron sin amplificación. Durante el primer parón tuvimos el ¿placer? de contemplar un medio-strip tease de Noodles, quien también echó unas cuantas botellas de agua y alguna que otra cerveza a la gente de la primera fila. Por el lado positivo, el repertorio estuvo bastante bien, incluyendo varios temas del «Smash». Esperaba haber disfrutado un poco más con este grupo pero me alegro de haberlos visto de todas maneras.

Llegó la hora de los cabezas de cartel y me coloqué en una posición que me pareció buena pero que, a la postre, no resultó nada especial. El retraso de media hora de la actuación de Rage Against The Machine tampoco ayudó a que me sintiese más cómodo. Encima los cuatro californianos hicieron el paripé publicitario de salir disfrazados de prisioneros de Guantánamo. Sin embargo, todas las malas sensaciones que podía tener se disiparon en cuanto empezaron a tocar.

Qué sonido, oigan. Desde la primera hasta la última canción estuvo perfecto, tanto a nivel técnico como por los artistas. La aparente facilidad con la que consiguieron tocar todas las canciones no quitó ni un ápice de intensidad a la actuación. Brad Wilk estuvo sólido, sin fallar ni un sólo compas, acompañado a la perfección por Tim Commerford. Sobre esta base Tom Morello -que cumplía años- dominaba la guitarra mejor de lo que nunca me hubiese gustado admitir. Entretanto, Zack de la Rocha martilleaba el micrófono con las letras de las canciones. Y el público rendido a sus pies.

A pesar de que tocaron los temas más reconocibles el concierto se me hizo muy corto. Eso sí, tras la espectacular «Killing In The Name Of» [05m12s] empecé a notar el cansancio acumulado. Aunque nos sentamos un rato a ver tranquilamente a Queens Of The Stone Age decidimos irnos pronto y reponer fuerzas para el día siguiente.

Hasta el momento no he comentado nada de la organización del evento de forma algo injusta, ya que en lo que a mí concierne estuvo todo bastante bien orquestado. PERO (con mayúsculas) la previsión de transporte para los que habíamos ido en transporte público fue horrible. La línea nocturna «reforzada» no podía con al marea de gente que quería volver a Madrid, el primer día no hubo ningún control en la parada y la gente estaba descontrolada. La situación era tal que nos juntamos con unos valencianos para costearnos entre todos un taxi a Madrid, cosa que resultó igualmente imposible porque no había ni uno libre y tenían las líneas de teléfono colapsadas.

Estuvimos más de una hora moviéndonos hasta que nos quedamos en una parada donde los autobuses pasaban cada 5 minutos pero iban llenos y no paraban. Cuando yo casi me había dado por derrotado y me estaba empezando a mentalizar de que tendríamos que esperar hasta las 6 para que abriese el Metro tuvimos la suerte de que un autobús parase y nos pudiésemos subir. La gente que estaba hablando por teléfono con los que no habían tenido suerte contaban que los siguientes autobuses que pasaban iban llenos y seguían sin parar. Espantoso.

Al día siguiente fuimos (y volvimos) en coche, llegando al principio de The Haunted, a los que disfrutamos con bastante calma. Sin ser ningún aficionado al grupo el directo me gustó bastante, así que tendré que dar un repaso a su discografía.

El plan para el segundo día era muy distinto al primero. Íbamos a ver con comodidad los grupos que realmente nos interesasen. Yo ya había visto a Soilwork y los últimos trabajos no me parecen nada especial, así que preferí quedarme esperando tranquilamente en el segundo escenario aunque me acerqué un instante al escenario principal por curiosidad.

Estando en una posición cómoda el concierto de Queensrÿche resultó muy bueno. A pesar de las dificultades para montar el escenario, los problemas técnicos y una mezcla de sonido pobre el grupo realizó una actuación convincente y a un gran nivel. De hecho, a pesar de todos los obstáculos que tuvieron que sortear, su directo me entretuvo más que sus discos, a los que nunca he cogido afición. Faltaron algunos temas que me hubiese gustado oír en vivo, pero me doy por satisfecho con la versión del «Neon Knights» de Black Sabbath.

Tras este concierto no teníamos ninguna intención de ver a Within Temptation, así que nos mantuvimos tranquilamente sentados en nuestro sitio mientras charlábamos con varios amigos a los que me encantó ver.

Entre charlas llegó la hora de Machine Head. Para mi gusto, los mejores de todo el festival con diferencia y eso que parecía que los del sonido estaban empeñados en ponérselo difícil. El grupo arrasó de principio a fin, abriendo con los 10 minutos de «Clenching The Fists Of Dissent». Del último álbum tocaron las justas, aunque por mí las podrían haber tocado todas. El resto del repertorio fue espectacular, atronador, demoledor y muy divertido. Rob Flynn es un tío que domina el escenario y Phil Demmel es un cómplice perfecto a la guitarra. Los dos tienen talento de sobra y la única lástima es que el sonido estropease sus momentos de lucimiento. Dave McClain no tuvo que sufrir los problemas de sonido aunque su batería se comía parte del sonido del resto del grupo, incluida la línea de bajo de Adam Duce.

Todo lo que pueda decir de la actuación de Machine Head se quedará corto. Espero que Flynn no se aficione demasiado a los festivales en España (este era el primero que hacía y parecía bastante complacido) porque estaré encantado de ir a verlos más de cerca en la sala que elijan, aunque sea de teloneros de Slipknot. Pobres, Machine Head les van a comer vivos.

Quizás fuese por el pedazo de actuación que acababa de ver, porque estaba algo cansado o por algún que otro gilipollas borrachuzo que había suelto pero el concierto de Metallica no me convenció. Claro que también pudo ser culpa de Metallica. Veamos mis quejas.

Para empezar el setlist tuvo más de un tema de los que hubiese prescindido o cambiado por otros como, por ejemplo, «Devil’s Dance» (cómo me aburre esta canción), «Wherever I May Roam» o incluso «Sad But True». Por otro lado, Lars estaba totalmente desbordado, costándole seguir el ritmo que se estaban imponiendo en los temas más rápidos. Su actuación fue tan cuestionable que al principio creí que estaba teniendo problemas con la batería. Finalmente, Trujillo está totalmente desaprovechado en directo. Podrían haber tenido a cualquier otro bajista tocando en el escenario y nadie lo habría notado.

Por no ser demasiado negativo, tengo que decir que el concierto tuvo algunas cosas que sí me gustaron. No faltaron temas clásicos, y estuvo divertido que tocasen «Last Caress» y «So What?» como bises. Los efectos pirotécnicos son divertidos y canciones como «Fuel» o «One» se beneficiaron de su uso. Afortunadamente el concierto no se convirtió en un espectáculo tipo Kiss, aunque más de uno apuntó cierta similitud. Hetfield se mantiene en forma y Hammett demostró que tiene capacidad para tocar los solos sin problemas.

Se despidieron recordando que habrá novedades del grupo en otoño y se dirigieron al público para decir cuatro palabritas, momento que aprovechamos para ir a situarnos tranquilamente en un buen sitio frente al escenario donde tendría lugar el último concierto.

Los reunidos At The Gates reconocieron que era difícil tocar después de Metallica y pusieron todo su empeño en clausurar el festival de la mejor manera posible. Un repertorio bien equilibrado, sonido bastante decente (a pesar de los problemas iniciales con el micro) y, sobre todo, un grupo de músicos muy bien entrenados para el directo hicieron que el concierto resultase un éxito. Es una lástima que les tocase una hora tan complicada y que mucha gente prescindiese de ver a los suecos en acción. Lo mismo la gente se quedó satisfecha con Metallica, vaya usted a saber.

Como dije, el segundo día habíamos cambiado de plan de vuelta, decantándonos por el coche en lugar de unas líneas de transporte que, por lo que nos contaron, estuvieron igualmente colapsadas la segunda noche. Lástima que no hubiesen mantenido el Metro abierto.

En resumen:

  • Lo mejor: El concierto de Machine Head y los amigos.
  • Lo mejorable: El sonido. El escenario 2 fue especialmente maltratado.
  • Lo peor: Los medios para volver a Madrid tras los conciertos.
  • Mención honorífica: Los Stooges y Rage Against The Machine, dentro de un cartel muy bueno.

Los que quieran rememorar los días del festival o se quieran hacer una idea de lo que ocurrió pueden buscar las últimas reseñas al respecto en Blabbermouth o ver la sección de fotos en la página oficial del evento. Yo prefiero ésta de Xristo:

2 comentarios.

  1. 1.

    Muy buena crónica…
    leyendola me da un poco de pena haberme perdido a RATM y los Stooges, que se le va a hacer. Estamos mayores.

    Coincido en lo de Machine Head, para mi lo mejor del festival. Aunque no deja de ser divertido leer la prensa, según ellos Metallica lo mejor, evidentemente, a años luz de los demás. Para que currarme la noticia si puedo decir lo que todo el mundo espera.

    Esta la he visto ya en varios sitios y cada vez que la leo me da la risa.
    http://actualidad.terra.es/cultura/articulo/metallica_electric_weekend_2515317.htm

    Una gozada encontrarnos allí.
    Un saludete.